Es nuestra responsabilidad, como ciudadanos/as y educadores/as, el hacer visible en el cotidiano
institucional, aquellas escenas que denotan y perpetúan inequidades, para así poder trabajar sobre
ello.
Este desafío debe tener como premisas la empatía y el respeto, combinados con una clara intención
de reflexionar sobre lo naturalizado como primer paso para construir una sociedad más justa para
todas las personas.
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